Todo comenzó con un giro de 360 grados, una desviación de la ruta conocida. Un viaje donde nada permanecía igual, todo había cambiado y donde perderse se convertía en un requisito esencial para reencontrarse. 

Este recorrido se convirtió en un camino de aceptación, un proceso de amar el presente, reconocer que nada es absoluto y recordar que la vida está en constante movimiento y nosotros nos balanceamos con ella.

Fue en este viaje interior donde los pequeños amuletos cobraron vida. Estrellas fugaces, puntos cardinales, el cielo estrellado y la cara oculta de la luna se hicieron presentes en la colección POLAR. Este conjunto de símbolos encontró su hogar, un lugar común donde cada pieza te hace sentir como en casa.